Rémoras del feudalismo en pleno siglo XXI
Carlos Marx |
“La propiedad de la tierra es la fuente original de toda riqueza y se
ha convertido en el gran problema de cuya solución depende el porvenir de la clase
obrera”.
Karl Marx.
Con estas palabras
comienza Marx su importante manuscrito “La nacionalización de la tierra”. Es de
suma importancia que los revolucionarios nos detengamos a analizar con más
detalle la situación de los latifundios y las condiciones en que se mantiene
oprimido al campesino venezolano bajo la bota terrateniente, que significa esto
para nuestra sociedad, de donde proviene esta situación, quienes se esfuerzan
por mantenerla y como debemos luchar para suprimirla definitivamente.
Los poderosos
terratenientes y Fedenagas se encargaron de exterminar a 213 líderes campesinos
desde 2001 (fecha en que entró en vigencia la ley de tierras), hasta 2009, esto
sin contar la gran cantidad de humildes trabajadores del campo muertos a causa
de pésimas condiciones de vida, enfermedades o simplemente inanición.
La prepotencia de los
grandes terratenientes llega hasta tal punto que han perpetrado actos
terroristas contra la infraestructura del estado, como recientemente ocurrió en
las oficinas del INTI en el estado Zulia, estos atentados demuestran que de la
misma forma como su poder les alcanza para tomar represalias contra el estado,
con más facilidad actúan contra los desprotegidos líderes rurales que han sido
masacrados por sicarios y paramilitares contratados por Fedenagas y los
latifundistas desde Colombia.
No olvidemos como hace
apenas unos meses, terratenientes en el estado Zulia, asesinaron a un Cacique
de la etnia Yukpa de 98 años de edad y propinaron una paliza escandalosa al
resto de los miembros de esa gens aborigen. Sin embargo, los órganos del estado
actuaron a favor de los terratenientes asesinos, capturando al Cacique sucesor
Sabino Romero. Duro golpe contra quienes desde tiempos remotos de la etapa
superior del salvajismo a la primera fase de la barbarie han habitado y
trabajado esas tierras.
En otro orden de ideas,
periodistas de la televisora privada Globovisión, se pronunciaban contra las
expropiaciones que lleva a cabo el Gobierno Nacional en algunas fincas del Sur
del lago de Maracaibo. El canal privado aseguraba que las condiciones de los campesinos
en la zona eran de absoluto bienestar e incluso, muchos trabajadores del campo
“se sentían dueños de la finca junto al patrón”. Al día siguiente se dio a
conocer que alrededor de medio millar de campesinos de procedencia colombiana
eran mantenidos en condiciones de esclavitud.
En muchas zonas de
nuestro país, el terrateniente es considerado un semi-dios por los trabajadores
rurales. “El señor” es la única fuente de trabajo, dueño de las bodegas,
sostiene en infraestructura las iglesias, jefaturas de policía, etc. Toda la
vida económica de una infinitud de pueblos gira en torno al semi-dios
terrateniente, pues es de su monopolio absoluto todas estas fuentes donde se
mueven las riquezas producidas por los campesinos.
Técnicas del trabajo agrícola del siglo XVII |
Todas estas
características son heredadas de la época del feudalismo. Desde la edad media,
estas condiciones han cambiado muy poco en el campo venezolano, ciertas
modificaciones en algunas tecnologías como tractores y otras máquinas que
aprovecha el “señor” para aumentar la productividad de sus siervos, pero en la
mayoría de los casos, las técnicas de trabajo de la tierra y los aperos siguen
siendo los mismos desde la época de la colonia.
Aunado a esto, la clase
de los terratenientes se ha ido fundiendo con la gran burguesía formando así un
miasma de explotadores que se protegen y defienden mutuamente de cualquier
iniciativa popular. Por tal razón, no es casual que en canales privados,
“prostitutas de la información” salgan a defender estos rezagos de la edad
media.
Es importante destacar
que, a pesar de los esfuerzos del gobierno venezolano, la tierra sigue en manos
de los poderosos y su poder e influencia sobre los campesinos es considerable,
esto lo logran naturalmente, mediante la superstición y la fantasía religiosa
aplicada como droga que corta cualquier iniciativa humana por emanciparse de
las condiciones sociales en que se encuentra.
En este sentido,
remarcamos la necesidad de organizarnos en consejos campesinos, en alianza
obligada con la clase obrera como única vanguardia organizada, en verdadera
estructura proletaria de organización hasta coronar la militancia en Partido,
que se dedique al trabajo político e ideológico en el campo, para de esta forma
dar al traste con la propiedad de los terratenientes y a la vez derribando ese
muro de alienación acumulado por siglos de oscurantismo religioso en las mentes
de las poblaciones rurales, explicándoles las ventajas de la propiedad común
del suelo, de la necesidad que tiene la clase de los campesinos de aliarse con
la clase obrera en la destrucción del actual modo de producción.
El trabajo, una vez
exterminada la clase de los terratenientes, será la construcción de grandes
haciendas colectivas, manejadas con tecnologías de punta. Este paso de la
atrasada hacienda privada, dividida en pequeñas parcelas que se excluyen unas a
otras, a una poderosa y moderna hacienda colectiva será decisivo para
garantizar la soberanía alimentaria de nuestra patria.
Desde el Movimiento
Gayones del Campo, nos solidarizamos con las luchas campesinas en todo el territorio
nacional, estamos al servicio del pueblo campesino para la construcción del socialismo, sabemos que un mundo mejor es posible si logramos derrotar el capitalismo y nos fortalecemos a través de la alianza obrero - campesina en aras de construir y transformar.
El camino es duro, pero es el camino. Vaya nuestro saludo combativo y clasista a todos los campesinos y campesinas. ¡Qué vivan los campesinos y campesinas del mundo!.
Artículo original de: Voz Proletaria.
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